Cada 27 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Turismo, una fecha que invita a reflexionar sobre la importancia de esta actividad como motor de desarrollo económico, social y cultural.
El turismo, uno de los sectores más golpeados por la pandemia, ha sido clave en la reactivación económica global y Perú parece ser la excepción. Mientras muchos países han logrado niveles de recuperación superiores a los alcanzados antes de la crisis sanitaria, nuestro país aún se enfrenta a grandes desafíos que frenan el potencial turístico.
A más de tres años del inicio de la pandemia, Perú no ha recuperado los niveles de visitantes internacionales que en el 2019 colocaron al sector turismo como uno de los principales generadores de divisas.
Las cifras actuales muestran un crecimiento tímido, muy por debajo de lo esperado, lo que refleja no solo las secuelas de la crisis sanitaria, sino también los problemas estructurales que el turismo peruano ha arrastrado durante décadas.
Entre los principales obstáculos que impiden el desarrollo pleno del sector, destacan la falta de infraestructura turística, la inseguridad en los destinos, la informalidad y la deficiente conectividad aérea.
Uno de los problemas más críticos es la falta de infraestructura adecuada. Mientras destinos en otras partes del mundo invierten en servicios de calidad para atender al turista, muchos de nuestros atractivos permanecen desatendidos. Carreteras en mal estado, falta de señalización, accesos limitados y la ausencia de servicios básicos en zonas rurales de alto valor turístico representan un enorme desafío para la industria.
Un claro ejemplo es la situación en el circuito sur, donde Machu Picchu, una de las maravillas del mundo, sigue sin contar con una infraestructura moderna que garantice una experiencia satisfactoria y segura para el visitante.
Otro tema preocupante es la creciente inseguridad en los principales destinos turísticos. Ciudades como Cusco, Arequipa y Lima, que tradicionalmente han sido polos de atracción turística, ahora enfrentan el azote de la delincuencia. Los asaltos, robos y estafas afectan tanto a turistas nacionales como internacionales, generando una percepción negativa que se extiende rápidamente gracias al poder de las redes sociales y medios internacionales.
A estos problemas se suma la informalidad, una plaga que sigue mermando la calidad de los servicios turísticos en el país. Guiados sin licencia, transporte no autorizado y operadores turísticos que no cumplen con los estándares mínimos de seguridad siguen siendo una constante en diversas regiones. La falta de fiscalización por parte de las autoridades competentes agrava esta situación, y el turista se convierte en la principal víctima de estas irregularidades.
La conectividad aérea también es un punto crítico. Si bien se han anunciado algunas mejoras en aeropuertos regionales, la falta de vuelos directos a destinos emergentes y la escasez de infraestructura aeroportuaria moderna en zonas clave sigue limitando el crecimiento del turismo interno y receptivo. Mientras tanto, otros países de la región amplían su oferta aérea y conectan mejor sus destinos con el resto del mundo, dejando a Perú en desventaja competitiva.
En este contexto, es urgente una acción coordinada entre el gobierno central y los gobiernos regionales para revertir esta situación. El turismo no puede seguir siendo solo un discurso, debe convertirse en una política de Estado que trascienda los gobiernos de turno y se enfoque en el largo plazo. Es vital fortalecer la promoción del país en mercados internacionales clave, mejorar la seguridad, luchar frontalmente contra la informalidad, y priorizar la inversión en infraestructura turística y conectividad aérea.
Solo a través de una estrategia integral y coherente lograremos recuperar las cifras prepandemia y posicionar al Perú como un destino turístico líder a nivel mundial. El turismo tiene el potencial de ser una herramienta poderosa para reducir la pobreza, promover el desarrollo regional y fortalecer nuestra identidad cultural. No obstante, para que esto sea una realidad, debemos trabajar juntos, tanto el sector privado como el público, para superar los desafíos actuales y construir un futuro donde el turismo sea un motor sostenible y próspero para el país.
Este Día Mundial del Turismo debe ser una oportunidad para hacer una autocrítica constructiva y para redoblar esfuerzos en pro de un sector que, bien gestionado, puede ser una de las principales fuentes de desarrollo para nuestro país.
Saludos a todos en nuestro día.
Juan Carlos Castro
Director de Turiweb
juancarlos@turiweb.pe