El Congreso aprobó el último viernes el Presupuesto General de la República 2025 y, una vez más, el turismo queda relegado a un papel secundario.
Con una asignación de S/ 800 millones al Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), de los cuales solo una fracción se destina directamente al sector turismo, esta cifra representa apenas el 0.3% del presupuesto nacional.
Es evidente que el país sigue subestimando el impacto de una actividad que aporta el 3% del PBI y es motor de empleo y desarrollo en regiones clave.
El bajo presupuesto asignado al turismo refleja una desconexión entre el potencial del sector y las prioridades gubernamentales. En un país como Perú, que cuenta con una de las ofertas culturales y naturales más ricas del mundo, el turismo debería ser tratado como un pilar estratégico para la economía y la sostenibilidad territorial. Sin embargo, las necesidades críticas del sector siguen sin ser atendidas.
La infraestructura turística, por ejemplo, sigue siendo deficiente en destinos con gran potencial de desarrollo. Regiones como Amazonas, San Martín o Ayacucho enfrentan enormes retos para atraer turistas debido a la falta de conectividad terrestre, aérea y servicios básicos.
Asimismo, la lucha contra la informalidad en el sector –que afecta la calidad y seguridad de la experiencia turística– es prácticamente inexistente sin una inversión adecuada en fiscalización y capacitación.
Por otro lado, la promoción y diversificación de destinos, fundamentales para desconcentrar el turismo de Machu Picchu y Lima, requieren una estrategia integral que abarque mercados internacionales y domésticos.
Aunque el país celebra eventos como el Día Mundial del Turismo con grandes discursos, la realidad es que los presupuestos destinados a campañas promocionales son insuficientes para competir en un entorno global cada vez más competitivo.
Es imperativo que el gobierno, más allá de asignar recursos, reconozca al turismo como una herramienta poderosa para combatir la pobreza, fomentar la descentralización económica y preservar el patrimonio cultural y natural.
Sin una visión estratégica a largo plazo, Perú seguirá perdiendo oportunidades valiosas para consolidarse como un destino de clase mundial. ¿Y el PENTUR? El que está vigente data del 2016 (anterior a la pandemia), por lo que está totalmente desactualizado. Sin ese documento base de planificación, andamos en piloto automático.
El Presupuesto 2025 debió ser una oportunidad para demostrar compromiso con el sector y responder a las urgencias que enfrenta. Hoy, en cambio, deja un mensaje de indiferencia y desaprovechamiento.
La tarea ahora recae en el sector privado y en los gobiernos regionales, quienes deben exigir un diálogo franco con el Ejecutivo para que el turismo reciba la atención que merece. De lo contrario, seguiremos siendo testigos de cómo nuestro mayor activo económico y cultural es tratado como una mera nota al pie del desarrollo nacional.
Saludos,
Juan Carlos Castro
Director de Turiweb
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