Madres, líderes y cómplices: el corazón femenino detrás de Hoteles Costa del Sol

La historia de Mariella Artadi y sus hijas Geilán y Thais Mustafá, tres mujeres que lideran con empatía y visión sin dejar de lado su rol más importante: ser madres.


En el mundo empresarial, pocas historias logran entrelazar tan profundamente los lazos familiares y el liderazgo como la de Hoteles Costa del Sol. Detrás de esta consolidada cadena hotelera peruana, destacan tres mujeres que no solo han demostrado talento en sus respectivos campos, sino que también comparten un vínculo de sangre, valores y maternidad.

Mariella Artadi de Mustafá, directora de la cadena hotelera; sus hijas Geilán, directora de Marketing de la empresa, y Thais, profesional independiente, especialista en sostenibilidad y estrategia corporativa, encarnan el equilibrio entre el compromiso profesional y el amor de madre.

Turiweb conversó con ellas en vísperas del Día de la Madre; coincidentemente, este es su primer año celebrándolo las tres juntas como madres. Esta es su historia: una historia de trabajo en familia, resiliencia y propósito compartido.


Geilan, Mariella y Thais, el corazón femenino detrás de Costa del Sol.

Cuando se les pregunta qué significa para ellas ser madre y ejecutiva, la respuesta es inmediata, pero profunda. Para Mariella, el reto ha sido siempre dividir su tiempo sin dejar de cumplir: “Cuando mis hijos eran pequeños, trabajaba en la mañana en el hotel y por la tarde estaba con ellos. Pero sí es un reto, porque sientes que también te estás desarrollando como profesional. Y les das el ejemplo del trabajo, y hay más orden en la casa”, afirma.

Thais, por su parte, habla de completitud: “Nunca pensé que la maternidad me iba a hacer sentir eso, pero siento que te hace ser más. Cuando trabajo, soy más feliz, porque me llena, y esa felicidad se la puedo transmitir a mi hija. Ser mamá me complementa como profesional”.

Para Geilán, el secreto está en el equilibrio. “Es poder controlar o saber cuándo estás en tu tiempo de trabajo y cuándo estás con tus hijos. Es poder poner un límite entre: ‘OK, hasta aquí’. Pero también es entender que si no haces algo por ti primero, ¿cómo vas a hacer algo por los demás?”, reflexiona.


Ser madre y ejecutiva al mismo tiempo es todo un reto.

La maternidad no solo transforma vidas, también transforma liderazgos. En el caso de estas tres mujeres, sus aprendizajes como madres se han convertido en herramientas de gestión.

Geilán lo explica con claridad: “La paciencia, el poder poner límites… Yo tengo tres personas en mi equipo y siempre los comparo en mi cabeza con mis tres hijos: uno más sensible, otro más activo, otro más calmado. Sin que ellos lo sepan, eso me ayuda a manejar mejor mis relaciones laborales”.

Thais destaca la versatilidad: “Con mi hija aprendí a interpretar su lenguaje corporal. Y en el trabajo es igual. Ser mamá te vuelve más pilas para entender lo que otros necesitan y adaptar tu comportamiento para comunicarte mejor”.

Mariella, fiel a su estilo, pone énfasis en el respeto y la tolerancia: “A mis hijos siempre los he tratado con respeto, y en el trabajo también. Incluso con Thais, que era la disruptiva, le decía: ‘Si quieres quejarte con tus profesores, siempre con respeto’”.

El hecho de ser madres también ha influido en su forma de tomar decisiones laborales. No se trata de concesiones, sino de una mirada más humana y comprensiva del entorno.

Thais lo sintetiza así: “Desde que soy mamá, respeto mucho más el hecho de que cada persona tiene una vida después del trabajo. Anticipo deadlines, termino reuniones antes para que la gente tenga tiempo de organizarse. Hay más conciencia”.

Geilán añade: “La empatía llega hasta un punto, pero también hay que enseñar con el ejemplo. Si yo, que pertenezco a la familia de la empresa, puedo separar mis problemas personales del trabajo, los demás también pueden”.

Mariella: “Siempre he puesto a las personas primero. Soy seguidora de las reglas. Me gusta que la empresa las cumpla, y hacerlas cumplir”.


Ser madres aporta valiosas herramientas de gestión.

Ser madre y ejecutiva no es una fórmula perfecta. Los sacrificios existen, y a veces también la culpa. “El mayor reto es la culpa”, confiesa Geilán. “Quieres hacerlo todo bien todo el tiempo. Pero a veces eso es mentira. Si trabajas de más, no llegas a bañar a tu hija. Si tu hija se siente mal, no estás 100% en el trabajo”.

Mariella coincide: “El reto es hacer bien las dos cosas. Y creo que lo logramos”.

Para Thais, el secreto ha estado en la conversación constante y el ejemplo: “Mi mamá habla de valores, y mi hermana los lleva al extremo. Tengo ese ejemplo como para seguirlas”.

La emoción en Mariella es evidente cuando habla de sus hijas: “Estoy muy orgullosa de ellas, muy bendecida y muy agradecida. Las veo felices en lo que hacen. Aprendo un montón de ellas”.

Y sus hijas no se quedan atrás. Thais: “Mi mamá ha puesto su vida en segundo plano por nosotros. Es increíble su fortaleza. Siempre ha estado ahí. Esa seguridad no la tiene todo el mundo”.

Geilán: “Nos ha dejado la valla alta. Nos ha enseñado respeto, resiliencia, amor al trabajo… y al papá también”, dice entre risas.

Hoy, ambas buscan replicar el ejemplo de su madre con sus propios hijos. “Al menos el 50% de lo que me dio mi mamá. Con eso creo que ya están bastante bien”, dice Geilán. “Lo que sea que hagan, que lo hagan bien y lo disfruten”.

Thais añade: “Libertad y educación. Que aprendan todo lo que puedan y decidan ser quienes quieran ser. No imponer”.


Tres generaciones unidas y sonrientes.

Con trayectorias distintas pero complementarias, Mariella, Geilán y Thais representan una visión moderna del liderazgo femenino: firme, sensible, empático y coherente. Lo familiar no ha sido obstáculo, sino impulso. Y la maternidad no ha limitado, sino potenciado su capacidad de gestión.

En Costa del Sol, el liderazgo femenino no es una estrategia de marketing. Es una realidad vivida, sostenida por tres mujeres que, como madres y ejecutivas, han hecho de su historia familiar una cultura empresarial con rostro humano.

Este Día de la Madre, su testimonio nos recuerda que no hay una sola forma de liderar, pero sí una esencia que transforma todo: el amor que empieza en casa y llega hasta la oficina.


Thais, Mariella y Geilán representan una visión moderna del liderazgo femenino.

Valores familiares de unidad, respeto y cordialidad se reflejan en el éxito de la empresa.

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