
Por: Carlos Rangel Bosque, Gerente General en United Airlines Perú.
El turismo en el Perú tiene una extraordinaria capacidad para generar empleo, dinamizar la economía y fortalecer la identidad cultural del país. No obstante, a pesar de su enorme potencial, el sector enfrenta desafíos estructurales que limitan su crecimiento y competitividad a nivel global.
En una conversación reciente en el podcast Viajeros Frecuentes con Juan Carlos Mathews, exministro de Comercio Exterior y Turismo del Perú, exploramos las claves para transformar el turismo peruano en un motor de desarrollo sostenible y una referencia internacional.
La Necesidad de una Estrategia Integral
Históricamente, el Perú ha sido un destino privilegiado para el turismo gracias a su riqueza cultural, gastronómica y natural. Sin embargo, la ausencia de una estrategia integral, transversal y coordinada a largo plazo —que involucre tanto a entidades públicas como privadas— ha impedido que el sector aproveche completamente su potencial.
Como bien señala Mathews, el sector exportador, desde 2002, estructuró un plan estratégico con horizontes de cada diez años, que se convirtió en una verdadera política de Estado -no de gobierno- con objetivos claros y estratégicos. Gracias a ello, este sector ha logrado un desempeño sobresaliente dentro de la economía peruana.
En contraste, el turismo, a pesar de contar con el Plan Estratégico Nacional de Turismo (PENTUR) y otras iniciativas, aún no ha logrado dar el salto cualitativo y cuantitativo que lo posicione como un sector clave para el desarrollo sostenible del país.
Para alcanzar este objetivo, es fundamental fortalecer la coordinación entre los distintos actores del sector: autoridades gubernamentales, empresarios, comunidades locales y el ámbito académico. Solo así será posible implementar políticas sostenibles que fomenten el desarrollo de infraestructuras adecuadas, mejoren la promoción turística y potencien la oferta del país.
Además, la continuidad y el compromiso público-privado son esenciales para consolidar esta estrategia como una política de Estado, garantizando su sostenibilidad más allá de los cambios de gobierno.
Infraestructura y Conectividad: El Gran Reto
Uno de los principales cuellos de botella del turismo peruano es la conectividad. No solo a nivel aéreo, donde aún faltan vuelos directos clave para atraer mercados internacionales, sino también a nivel interno, donde el acceso a ciertos destinos sigue siendo precario. Kuélap es un claro ejemplo de ello, cuya limitada infraestructura de transporte reduce su atractivo para turistas de mayor edad o con necesidades especiales.
La infraestructura multimodal y la conectividad deben ser prioridades para que destinos alternativos a Machu Picchu puedan crecer sin depender exclusivamente de la demanda aventurera o mochilera.
La expansión de la red aeroportuaria, la modernización de carreteras y la implementación de medios de transporte eficientes y sostenibles, junto con el desarrollo de infraestructura inclusiva para personas con movilidad reducida o necesidades especiales son fundamentales para facilitar el acceso a nuevos destinos.
La experiencia de países como Grecia —que multiplicó su turismo tras la apertura de vuelos directos internacionales— demuestra que mejorar la conectividad es una estrategia efectiva para atraer un mayor flujo de turistas (World Travel & Tourism Council, 2023).

Diversificación de la Oferta Turística
Si bien Machu Picchu es el gran atractivo del Perú, centrar la promoción turística a este destino es un error estratégico. Sin embargo, “desmachupizar” el turismo del Perú no implica colocarlo en segundo plano o restarle importancia, sino complementarlo con nuevas opciones turísticas bien estructuradas, con facilidades de acceso y con experiencias que incluyan turismo gastronómico, cultural, de naturaleza y de aventura.
Además, segmentos como turismo de reuniones y turismo de filmaciones también representan oportunidades desaprovechadas.
El turismo de reuniones, en particular, tiene un gran potencial de crecimiento en el Perú. La realización de congresos, convenciones y eventos internacionales no solo genera un flujo de visitantes con alto poder adquisitivo, sino que también impulsa la infraestructura hotelera, la gastronomía y otros servicios complementarios. Actualmente, Lima, Cusco y Arequipa se posicionan como ciudades clave para este segmento, pero es necesario seguir fortaleciendo sus capacidades logísticas y promocionales para atraer eventos de gran escala.
Por otro lado, el turismo cinematográfico ha demostrado ser una plataforma poderosa para atraer turistas. Estudios revelan que a nivel global entre el 10% y el 15% de los viajeros eligen un destino después de haberlo visto en una película o serie, y que el número de estos viajeros se ha duplicado en los últimos cinco años (TCI Research, 2023).
El caso de la película Transformers, con filmación en Machu Picchu, ilustra el potencial de las producciones audiovisuales como herramienta de promoción turística. Perú debe facilitar estos proyectos eliminando trabas burocráticas y ofreciendo incentivos similares a países como Nueva Zelanda, que vio crecer su turismo tras el estreno de la película El Señor de los Anillos, logrando un incremento del 40% en sus ingresos turísticos (New Zealand Tourism Board, 2023) –la ruta turística del “El Señor de los Anillos” ofrece tours que llevan a los fanáticos a lugares icónicos de la filmación–.
Por su parte, el turismo gastronómico ha demostrado ser una poderosa herramienta de atracción internacional. La fama de la cocina peruana, con restaurantes reconocidos a nivel mundial, debe ser mejor aprovechada como parte de una estrategia integral de promoción.
El Rol del Estado y del Sector Privado
El turismo solo puede crecer con una articulación eficiente entre el sector público y privado, donde cada actor juegue un rol clave en su desarrollo. El Estado debe proporcionar un entorno regulatorio estable y predecible, mientras que el sector privado debe impulsar la innovación, la inversión en infraestructura y la mejora de la calidad de los servicios turísticos.
Pero para atraer inversiones sostenibles, es fundamental garantizar estabilidad macroeconómica y seguridad jurídica. La incertidumbre regulatoria y los constantes cambios de reglas del juego generan desconfianza en los inversionistas. Por ello la previsibilidad en las políticas públicas es tan importante como los incentivos fiscales. Una regulación clara y estable fomentará la inversión en infraestructura turística, permitiendo un desarrollo sostenible del sector.
Además, la promoción de una cultura turística es clave: la población debe comprender que el turismo es generador de empleo y desarrollo. En países como Taiwán, los ciudadanos ven al turista como una fuente de progreso y lo protegen activamente (Taiwan Tourism Administration, 2022). En el Perú, esta conciencia aún no está totalmente arraigada, lo que afecta la calidad de la experiencia turística.
Una Oportunidad para el Despegue
El turismo peruano ha demostrado ser resiliente, tras la pandemia y los conflictos sociopolíticos en años recientes, tuvo un crecimiento interanual del 29% en 2024 (MINCETUR, 2024). Sin embargo, aún no se alcanza los niveles prepandemia.
Por ello, para consolidar su desarrollo, es fundamental superar las brechas en conectividad, infraestructura y promoción. Experiencias exitosas en otros sectores, como la agroexportación, demuestran que una planificación estratégica y una ejecución consistente pueden posicionar al Perú como líder global.
El turismo no solo genera empleo, sino que es capaz de transformar comunidades enteras si se gestiona de manera eficiente. Inversiones en infraestructura, la promoción de una cultura turística y la articulación público-privada pueden convertir al Perú en un referente del turismo mundial.