Con vuelos directos desde Lima, la capital política de Brasil es un museo a cielo abierto, llena de verde, aire limpio y con sol casi todo el año. Considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, ofrece a los visitantes una vibrante vida cultural y gastronómica, con el encanto adicional de disfrutar el atardecer a orillas del lago.
-Ciudad verde y playas en el lago Paranoá:
Brasilia fue construida alrededor de un lago y en su diseño se privilegiaron los espacios abiertos y verdes: el proyecto de la ciudad incluyó la siembra de dos millones de árboles. El lago Paranoá abarca un área de 48 kilómetros, una profundidad máxima de 38 metros y unos 120 kilómetros de perímetro, con varias playas aptas para el baño y los deportes náuticos.
Los paseos en velero, jet sky y lancha son una tradición y una postal de la ciudad, que tiene la cuarta mayor flota náutica de Brasil; en la costa del lago hay 300 puntos de interés para el entretenimiento. A sólo 15 minutos del centro de Brasilia está el hermoso Parque Nacional de Agua Mineral, con dos piscinas naturales y fauna autóctona.
-Museo a cielo abierto:
La actual capital brasileña fue inaugurada en 1960 por el entonces presidente Juscelino Kubitschek. El proyecto arquitectónico se concretó en mil días, y casi 60 años después la ciudad mantiene una estructura que luce moderna, vanguardista y ecléctica.
El legado de artistas, urbanistas y creadores como Oscar Niemeyer, Athos Bulcão, Lucio Costa y Burle Marx se despliega en el recorrido por el Plano Piloto, el trazado central de la capital brasileña, con monumentos como la Catedral Metropolitana, la Torre de TV, el Congreso Nacional, la Plaza de los Tres Poderes, el Palacio de Planalto, la Universidad Nacional de Brasilia, el Palacio de Itamaraty y el Palacio de la Alvorada, todos abiertos a visitas del público, en una de las ciudades más seguras de Brasil. El puente JK es una muestra de que la innovación, en Brasilia, sigue siendo parte del ADN de la ciudad.
-Acceso fácil y hub regional:
Brasilia tiene casi tres millones de habitantes, pero no sufre de uno de los males que definen a las capitales como Río de Janeiro y São Paulo: el tránsito infernal. Además de una amplia oferta de taxis por aplicaciones a muy buen precio, la ciudad cuenta con una línea de metro que permite recorrer cómodamente varias zonas.
El aeropuerto internacional Juscelino Kubitschek está a 10 minutos del Palacio del Planalto, sede de la Presidencia de la República; cualquier recorrido es muy fluido, salvo en algunas horas pico. Brasilia cuenta con vuelos directos a Lima, Santiago de Chile, Asunción, Buenos Aires, Lisboa, Miami, Orlando, Cancún, Ciudad de Panamá y Punta Cana. La capital también ofrece conexiones rápidas al Norte y Noreste de Brasil.
-Shopping para todos los gustos:
Brasilia tiene una amplia oferta de centros comerciales, donde además se celebran ferias temáticas, actividades culturales y festivas. Los precios son competitivos respecto de otras capitales brasileñas, y la variedad en zapatos, marroquinería y joyas de diseño local es notable. Las marcas de indumentaria de diseño brasileño, inspiradas en la naturaleza, colores y clima del país, son irresistibles por su combinación de color y sofisticación.
-Parques Nacionales y cascadas de ensueño:
A pocos kilómetros de la ciudad de Brasilia se pueden visitar diversos ecoparques, haciendas y chacras adaptadas al turismo de proximidad. Un poco más distantes -en el vecino estado de Goiás- están el Parque Nacional de Chapada dos Veadeiros (264 km), la encantadora ciudad colonial de Pirenópolis (150 km) y el complejo de aguas termales Caldas Novas (300 km).
Los ríos, arroyos y cascadas formarán parte de los paseos que combinan una excelente oferta gastronómica con una completa gama de turismo de aventura. Los meses de diciembre, enero y febrero suelen ser los más lluviosos en la región y complican las actividades al aire libre.
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