El Presupuesto del Sector Público aprobado para el año fiscal 2026 refleja, una vez más, la escasa importancia que el Estado peruano otorga al sector. Con un presupuesto total que asciende a S/ 257,562 millones, apenas el 0.3% ha sido asignado al Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), revelando una política de Estado que sigue ignorando el potencial estratégico de nuestra actividad para el desarrollo nacional.
En efecto, el Mincetur recibirá S/ 755.2 millones, lo que representa un recorte de S/ 44.8 millones respecto a 2025, cuando el presupuesto de apertura llegó a S/ 800 millones.
PromPerú sufrirá un recorte aún más severo: su presupuesto se reducirá en 20%, pasando de S/ 444 millones a S/ 355.4 millones. Es decir, S/ 88.6 millones menos para la promoción del Perú en el exterior. Incluso Cenfotur, responsable de la formación del capital humano del sector, verá mermados sus recursos en casi S/ 4 millones.
Mientras tanto, desde el Gobierno se anuncia con entusiasmo que en 2026 se espera recibir 4.85 millones de turistas internacionales, una cifra incluso superior a la del 2019. Pero este año cerraremos con apenas 3.6 millones. Estamos todavía más de 20% por debajo de los niveles prepandemia. ¿Y la solución? Recortar presupuesto. Una contradicción que preocupa.
¿De verdad creemos que se puede recuperar un sector golpeado sin invertir en él? ¿Cómo se promoverán nuestros destinos si se reduce la capacidad de PromPerú para posicionarlos? ¿Cómo impulsaremos la descentralización y sostenibilidad si no hay dinero para apoyar a las regiones? ¿Podemos combatir la informalidad sin recursos?
No hay política pública efectiva sin respaldo presupuestal. Los discursos sobre reactivación económica, desarrollo regional y lucha contra la informalidad quedan vacíos cuando el Estado reduce los fondos a un sector que genera empleo, impulsa la inversión privada y dinamiza economías locales.
El presupuesto 2026 pudo ser la oportunidad para marcar un punto de quiebre, para corregir la inercia y dar al turismo el lugar estratégico que merece dentro del desarrollo nacional. En lugar de eso, se optó por recortar, por seguir postergando decisiones fundamentales. El mensaje es claro: la reactivación turística no es una prioridad en la agenda del gobierno.
Frente a este escenario, el sector privado debe alzar la voz, exigir una política turística moderna, actualizada y con visión de futuro. ¿Dónde está el reglamento de la nueva Ley General de Turismo? ¿Por qué no se actualiza el PENTUR? El turismo no puede seguir siendo un actor secundario en el modelo de desarrollo del país, no lo debemos permitir.
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Juan Carlos Castro
Director de Turiweb
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