
Perú solo recuperará sus niveles de turismo receptivo prepandemia en 2028 si no se corrige la actual gobernanza de Machu Picchu. Así lo advirtieron representantes de gremios del sector turístico, quienes recordaron que el santuario concentra cerca del 40% del turismo receptivo nacional, aporta el 20% del PBI de Cusco y alrededor del 3% del PBI nacional.
“Perú es el único país de la región que todavía no ha recuperado sus cifras de turismo receptivo. Todos nuestros vecinos ya lo hicieron y nosotros seguimos midiendo frente al Covid”, señaló Martín Romero, vicepresidente de la Asociación Peruana de Turismo de Aventura, Ecoturismo y Turismo Especializado.
Fernando Santoyo, presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Turismo de Cusco, informó que los bloqueos registrados en septiembre generaron pérdidas por S/ 5 millones en Machu Picchu y S/ 25 millones a nivel nacional, con un impacto proyectado de S/ 72 millones en la economía regional hasta fin de año. Agregó que más de 4.700 turistas fueron directamente afectados y que Cusco ya acumula tres trimestres consecutivos de recesión (-5,7%).
Además, se reportó la cancelación del 15% de las reservas previstas hasta diciembre, equivalente a más de US$ 70 millones que no ingresarán a la economía local. A nivel nacional, el país registra un faltante de más de 500.000 turistas internacionales respecto a 2019.
Romero advirtió que la experiencia del visitante se ha visto afectada por fallas en el sistema de reservas del Camino Inca y por prácticas de acaparamiento de boletos. Explicó que algunos intermediarios compran cupos de forma anticipada para revenderlos o liberarlos a último momento, generando incertidumbre y sobrecostos.
Asimismo, indicó que solo alrededor del 1,5% de los ingresos anuales de Machu Picchu se destinan a conservación, pese a su condición de principal atractivo turístico del país.
Como solución, Jaime Dupuy, director ejecutivo de ComexPerú, propuso la creación de una autoridad autónoma de carácter técnico adscrita al Mincetur, con competencias exclusivas para gestionar Machu Picchu, incluyendo flujos de visitantes, accesos, seguridad, conservación y servicios turísticos, bajo un consejo multisectorial que incluya al sector privado y entidades públicas.