Paraty: tradición, cultura y naturaleza en el litoral de Río de Janeiro

Pocos lugares de Brasil reúnen características tan variadas y convocantes para el turismo como esta ciudad colonial situada a unos 250 kilómetros de Rio de Janeiro: playas apacibles, festivales culturales internacionales, acervo arquitectónico, buena oferta hotelera y gastronomía de alto nivel. Paraty es una excelente opción para fin de año, con fiesta, pero sin multitudes.

Ubicada en la costa entre los estados de Rio de Janeiro y São Paulo, Paraty es una pequeña ciudad rodeada de montañas en la llamada “costa verde” de Brasil, por la exuberancia de su naturaleza.

A Paraty se puede llegar, por vía terrestre, desde Rio o São Paulo, ya que la distancia y tiempo de viaje son similares desde ambas ciudades, unas cuatro horas en auto, por rutas no siempre impecables, pero rodeadas de naturaleza.

Los visitantes que tienen como primer objetivo el sol y mar, estarán muy entretenidos: Paraty está circundada por más de 120 playas e islas, que difícilmente llegan a conocerse en un paseo de pocos días. Como en el centro de la ciudad no hay playas, hay que tomarse un barquito (goleta) o lancha, o emprender algunos kilómetros de caminata en un entorno muy tranquilo y seguro. Los precios de los traslados marítimos son accesibles, y suelen incluir paseos con almuerzo, para quienes no deseen aventurarse en los kioscos playeros.

Las playas e islas más visitadas son Praia da Lua, Praia Vermelha, Praia da Conceição, Ilha Comprida, Ilha da Cotia, Lagoa Azul, Saco da Velha, Ilha do Algodão, Saco do Mamanguá, Ilha Duas Irmãs, Ilha Rasa, Ilha da Sapeca, Praia da Akita, Praia do Engenho y Praia de Jurumirim.

El menú playero incluye más que el tradicional pescado frito, y suma sopas, casquinha de siri (carne de cangrejo gratinada) pescados y mariscos frescos; una buena comida con bebida sale, en promedio, 10 dólares por adulto.



Aunque parece um pueblito de postal, Paraty ocupa un territorio de casi 100 kilómetros y ofrece diversas opciones de hospedaje. La mayor concentración de hoteles está en el centro histórico (donde no se permite el acceso de automóviles), pero también hay oferta en las playas más lejanas y en regiones llenas de verde y cascadas.

Advertencia: en Paraty no hay resorts ni grandes redes hoteleras, y la mayoría de los hoteles son cómodos, pero sencillos, muchos de ellos en caserones coloniales remodelados. Las tarifas de hospedaje en el centro histórico pueden ser altas, pero hay opciones para todos los presupuestos en el resto de la ciudad y sus alrededores.

La oferta gastronómica de la región se adapta al perfil variado de su público, que incluye a hipsters, jubilados, mochileros y familias. Las opciones son muy amplias, de lo básico a lo sofisticado, y también hay una buena muestra de cafés y heladerías. Las opciones de “platos del día” rondan de los 10 a 15 dólares por persona, pero de ahí en adelante todo depende de cuan exigentes sean los comensales. Caminando por el centro histórico se puede elegir (casi siempre por menúes expuestos en la puerta) la opción que se adapte más a cada paladar y bolsillo.



Paraty es un destino para todo el año, pero más vale estar al tanto de algunos aspectos en cada estación para organizarse. En verano, entre los meses de diciembre y marzo, los precios suben y la ciudad está llena, sobre todo por el turismo de proximidad. Las temperaturas son altas y llueve, así que los paseos pueden verse comprometidos.

En el otoño -21 de marzo hasta 21 de junio-, las lluvias son pocas, pero la temperatura aún es alta, 26 grados en promedio, y la ciudad celebra algunas festividades religiosas que tienen alta convocatoria de turistas. La primavera (23 de septiembre a 21 de diciembre) es posiblemente la época más agradable para ir a Paraty, ya que la temperatura es amena y casi no llueve.

En el invierno, de julio hasta septiembre, la temperatura en la ciudad ronda los agradables 18 a 25 grados, y el agua del mar es fría. En julio la ciudad es sede de la Fiesta Literaria Internacional, FLIP, celebrada anualmente desde 2003, y atrae a una audiencia de lectores y consumidores de la cultura, principalmente de Rio de Janeiro y São Paulo.

En agosto se lleva a cabo el Festival de la Cachaza (Cachaça) uno de los eventos más tradicionales de la ciudad, que celebra el gusto por ese licor de caña de azúcar que es la materia prima de las tradicionales caipirinhas.



FIN DE AÑO EN PARATY

En la zona de Trindade, Praia do Sono es uno de los puntos más recomendables para esperar la llegada de 2020. El acceso al lugar es complicado (lo que disuade a las multitudes) y los viajes por barco tienen una capacidad limitada. Allí la agenda es esperar el año nuevo en la playa, saltando siete olas a la medianoche (como dicta la tradición local) y pidiendo deseos a Iemanjá, la diosa pagana de las aguas.

Las dificultades para llegar garantizan una playa con espacio para todos, y la atmosfera de confraternización con los visitantes suele ser de lo más agradable, con fogata en la playa y algunos pocos fuegos artificiales, para no desentonar con la naturaleza.

En el centro histórico de Paraty la celebración de año nuevo es más animada, con fuegos artificiales y espectáculos musicales en la playa de Pontal, y la gente reunida en el paseo marítimo o en la plaza alrededor de la iglesia de Santa Rita. Antes de los fuegos artificiales se puede cenar en uno de los muchos restaurantes céntricos, pero conviene reservar con anticipación. Después de los fuegos artificiales los más animados van a Paraty 33, la discoteca más concurrida de la ciudad.



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