
El turismo peruano aún está en proceso de recuperar las cifras previas a la pandemia del Covid-19. Si se quiere acelerar esta recuperación, deben tomarse acciones para mejorar su competitividad, con base en tres ejes abordados durante el conversatorio “Factores críticos de éxito para la competitividad del sector turismo”, realizado en ESAN el 19 de marzo de este año.
Según los expertos, los tres ejes clave para garantizar el éxito y la competitividad del turismo en Perú son: Conectividad y accesibilidad; Seguridad e infraestructura; Sostenibilidad y tecnología.
Como se sabe, al cierre del 2024, el sector turismo generó 1.3 millones de empleos y aportó 2.9% al PBI nacional. En 2019, los ingresos de divisas por turismo receptivo fueron de US$ 4703 millones y cayeron durante el desarrollo de la pandemia. Esta cifra recién pudo superarse en 2024, cuando se registró un ingreso total de US$ 4719 millones.
“Pese a este crecimiento, el país aún no supera los 4.3 millones de turistas extranjeros que registró en el 2019, antes de la pandemia. En el 2024, apenas recibimos 3.2 millones de visitantes”, señala un artículo publicado por ESAN y firmado por Otto Regalado Pezúa, Elliot Arteaga, Guillermo Cortés y Dante Díaz.
Ellos detallan los tres ejes clave para garantizar el éxito y la competitividad del turismo en Perú:
Primer eje: Conectividad y accesibilidad
El Perú posee una basta geografía que abarca numerosos destinos turísticos desarrollados y por desarrollar. Esa misma geografía representa un gran reto en cuanto a conectividad, debido a la escasa infraestructura que limita el acceso a todos los sitios con potencial turístico. Sin acceso ni conexión, no se podrá alcanzar el crecimiento deseado, porque el turista no debe depender de un solo destino. Por ello, deben mejorarse las carreteras, aeropuertos y las rutas turísticas.
La situación del transporte aéreo es particularmente crítica, debido a que las aerolíneas responden a la demanda y establecer las rutas que les resulten más rentables. Por ello, un factor crítico consiste en mejorar la oferta turística de forma planificada con visión global para incrementar la demanda por un determinado destino. Así, las aerolíneas encontrarán el atractivo económico necesario para incrementar el número de vuelos y establecer nuevas rutas.
Otro desafío por considerar es que existen proyectos de conectividad cuya ejecución está inconclusa por falta de una gestión adecuada integral. Ya sea por parte del Estado o del sector privado, hace falta una mayor profesionalización para fomentar el diseño, la ejecución y el seguimiento de proyectos que fomenten el turismo nacional.
Segundo eje: Seguridad e infraestructura
Es clave fomentar las condiciones de seguridad de manera transversal. La seguridad sanitaria constituye un campo clave por su influencia en la salud del turista. En ese sentido, deben elevarse los estándares de seguridad en los sectores público y privado. Además, se necesita con urgencia la intervención de otros ministerios, como Transportes y Comunicaciones, para resolver problemas de seguridad vial que el Mincetur no puede resolver por cuenta propia y que desgastan la imagen del país.
Las acciones a favor de la seguridad deben plantearse a partir de la comparación de los índices nacionales con los de otros países. Por ejemplo, México y Colombia suelen registrar altas tasas de percepción de inseguridad, pero captan más turistas internacionales que el Perú. Para revertir esta situación, es indispensable impulsar la formalización empresarial para elevar los estándares de calidad de los servicios ofrecidos.
En conclusión, si nuestro país quiere brindar una experiencia única y agradable a los turistas, deben considerar la seguridad ciudadana, sanidad, vial y de salubridad, entre otros campos. Una buena experiencia aumentará la confianza de los visitantes extranjeros y los incitará a recomendar al Perú como destino ideal a otros potenciales turistas.
Tercer eje: Sostenibilidad y tecnología
El desarrollo sostenible integra conceptos económicos, sociales y ambientales. Sin embargo, es el factor económico quien impulsa los otros dos. Por ello, debe apoyar a los emprendimientos para que generen el valor suficiente y necesario para aplicar conceptos como la economía circular, el turismo regenerativo o la mitigación del cambio climático. En esa línea, la forma de ver la cadena logística turística debe cambiar para reducir el consumo y fomentar el reciclaje. Respecto a la tecnología, debe aprovecharse la inteligencia artificial para mejorar la oferta turística y captar clientes en más destinos.
Estas acciones van de la mano con un análisis más profundo del perfil del turista moderno. En la actualidad, dos tercios de la población es nativa digital y sensible a problemas relacionados con la sostenibilidad. Las empresas deben adaptarse a las preferencias de estos nuevos turistas y el Estado debe actuar como un ente regulador. En países desarrollados, las prácticas sostenibles ya son obligaciones reguladas por el Gobierno para no generar daño ambiental y recuperar lo ya dañado.
Por último, cabe recordar que el término sostenibilidad aún no es del todo claro, pues suele abordarse desde enfoques muy diversos. En ese sentido, la Academia tiene que debatir más sobre la direccionalidad de las buenas prácticas sostenibles y su puesta en marcha.