
Los hoteles, restaurantes y aeropuertos de la mayoría de los destinos turísticos de Sudamérica prácticamente ya recuperaron su bullicio habitual, tres años después de que la pandemia dejara el sector en añicos.
Pero desde el Cristo Redentor de Río de Janeiro al Obelisco de Buenos Aires, lo que sigue escaseando, en mayor o menor medida, es el acento extranjero, un hecho que ha obligado al sector a cimentar su recuperación con los viajeros internos.
Mientras que en Argentina, Chile y Brasil este 2023 se espera una recuperación del número prepandemia de turistas, en Perú –debido a las protestas– no llegarían “ni a medio millón”, frente a los 4,6 millones que visitaban el país antes del Covid-19, estimó la Asociación Peruana de Agencias de Viaje y Turismo (Apavit).
En Argentina, Chile o Brasil, las autoridades esperan que 2023 sea el año en el que las cuotas de turistas extranjeros por fin superen los números previos a la pandemia, algo que ya logró Uruguay.
De este grupo, el que más difícil lo tiene es Brasil, puesto que solo ha recuperado 3,5 millones de turistas extranjeros de los 6,3 millones que llegaron en 2019, mientras que en Argentina y en Chile ya se ha alcanzado entre el 70 % y el 75 % del nivel previo a la covid-19.
La nota discordante la pone Perú, donde la honda crisis política y las protestas de las últimas semanas han espantado a los viajeros e incluso algunos países, como Brasil y EE.UU., recomendaron a sus ciudadanos evitar hacer las maletas rumbo a destinos como Machu Picchu.
Un informe de la agencia EFE señala: “Muy diferente es el panorama para Perú, otra de las potencias turísticas de la región, donde al golpe que supuso la pandemia lo siguió el de las turbulencias políticas”.
“Desde diciembre pasado, el país andino vive enfrascado en una crisis a la que no se ve final y en la que los manifestantes antigubernamentales impiden el acceso a las grandes joyas turísticas como Machu Picchu y las líneas de Nazca”, refiere.
“Antes de la pandemia, recibíamos 4,6 millones de turistas, el año pasado, 2022, hemos recibido un aproximado de 1,6 millones y este año 2023, con todo lo que está habiendo, yo no creo que lleguemos ni al medio millón”, explicó a EFE el presidente de la Asociación Peruana de Agencias de Viaje y Turismo (Apavit), Ricardo Acosta.
El representante gremial añadió que, a raíz de las protestas y bloqueos de carreteras contra el Gobierno de Dina Boluarte, fueron canceladas las reservas del turismo receptivo hasta aproximadamente mayo de este año en destinos como Cusco, Puno, Arequipa, Ica y Piura.
“Una ciudad como Cusco, una ciudad netamente turística, no puede estar en protesta tras protesta, la gente necesita trabajar”, afirmó Acosta en referencia a la antigua capital del imperio de los Incas y puerta de ingreso a la ciudadela arqueológica de Machu Picchu.
La crisis en el sector fue confirmada esta semana por el ministro de Economía, Alex Contreras, quien afirmó que esta actividad “está en recesión”, pero confió en que sea temporal.
“El turismo es un sector transversal, pero si vemos variables indirectas, por ejemplo, lo que está pasando en el sector alojamiento, en el sector restaurantes, en artesanías, estamos hablando de una contracción severa”, declaró Contreras durante una presentación de los planes de reactivación.
(Fuente: EFE / Forbes)