El reto de inaugurar el nuevo Aeropuerto Jorge Chávez, entre dudas y desafíos [EDITORIAL]

La industria turística peruana está en alerta. La decisión de adelantar la apertura del nuevo terminal del aeropuerto Jorge Chávez al próximo 18 de diciembre ha generado una serie de preocupaciones en gremios fundamentales para el sector como la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), la Asociación de Empresas de Transporte Aéreo Internacional (AETAI) y la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).

Si bien la infraestructura del aeropuerto se espera con ansias como una obra que impulse nuestra conectividad, el hecho de apresurar su apertura sin cumplir con todos los requisitos necesarios pone en jaque al turismo y a la aviación, sectores estratégicos para el desarrollo económico del país.

En cualquier parte del mundo, la inauguración de un aeropuerto es un hecho que debe celebrarse. Pero cuando las condiciones para su funcionamiento pleno y seguro no están completamente garantizadas, lo que debería ser motivo de orgullo se convierte en una fuente de incertidumbre.

Los gremios turísticos y de aviación han sido claros al expresar sus preocupaciones sobre la inauguración anticipada del nuevo terminal. No es solo una cuestión de querer ganar tiempo, sino de asegurar que el aeropuerto esté realmente preparado para recibir a miles de pasajeros diarios y que, además, la experiencia de los viajeros sea positiva y segura.

Un aspecto crítico que han señalado los gremios es la falta de tiempo para realizar pruebas operacionales adecuadas, sobre todo con la obra culminada. Para cualquier aeropuerto de estas dimensiones, las pruebas no son un simple protocolo: son un proceso fundamental para verificar que todos los sistemas funcionan correctamente y para que el personal se familiarice con las instalaciones y procedimientos de seguridad.

Otra de las grandes preocupaciones es la seguridad en el acceso al aeropuerto. Hoy, el tránsito que lleva al actual Jorge Chávez es, en muchos casos, un cuello de botella. Si se pretende inaugurar una nueva infraestructura sin haber solucionado el acceso y la salida segura y fluida para los pasajeros, el problema solo se trasladará al nuevo terminal.

Canatur ha hecho hincapié en que la falta de mejoras en las vías de acceso y el orden urbano alrededor del aeropuerto no solo afecta la comodidad de los pasajeros, sino que representa un riesgo para la seguridad. En este sentido, el ornato y la infraestructura vial son factores que el gobierno no puede ignorar si quiere que la inauguración del nuevo Jorge Chávez sea realmente un avance.

Por otro lado, la preocupación de AETAI y IATA se centra en la coordinación operacional. A diferencia de un aeropuerto pequeño, el Jorge Chávez es el principal hub aéreo del país y uno de los más importantes de Sudamérica. La complejidad de sus operaciones requiere una logística impecable y una coordinación precisa entre aerolíneas, autoridades aeroportuarias y entidades de seguridad. Un desajuste en estas áreas podría impactar directamente en la programación de vuelos y la puntualidad, afectando a miles de pasajeros y a las aerolíneas, quienes, en última instancia, serán las que deban lidiar con las quejas y reclamaciones de los usuarios.

No se puede pasar por alto el impacto que esta situación podría tener en el turismo. Con la temporada alta a la vuelta de la esquina, es vital que el aeropuerto esté en óptimas condiciones para recibir a los turistas internacionales que vienen a conocer las maravillas del Perú.

Si los primeros usuarios del nuevo terminal se encuentran con un escenario de desorganización o, peor aún, de inseguridad, el daño a la reputación del destino sería inmediato. Un mal comienzo podría ser la diferencia entre atraer más turistas o ahuyentarlos hacia otros destinos de la región que ofrecen una experiencia más fluida y segura.

La solución, como bien lo han mencionado los gremios, pasa por garantizar que el gobierno tome en serio estas preocupaciones y actúe de inmediato. Si realmente se quiere inaugurar el aeropuerto el 18 de diciembre, es fundamental que se asignen los recursos y las estrategias necesarias para solucionar los problemas de acceso y mejorar el ornato de la zona.

Además, se necesita otorgar más tiempo para realizar pruebas operacionales rigurosas. De lo contrario, lo que debería ser un hito para el Perú podría convertirse en una mancha para la imagen del país y en un obstáculo para el crecimiento del turismo.

El Perú no solo necesita infraestructuras modernas, sino infraestructuras seguras, eficientes y bien planificadas. La responsabilidad de asegurar que el nuevo aeropuerto cumpla con estos estándares recae en el gobierno. Atender las preocupaciones de los gremios no es solo una cuestión de respeto a quienes representan a los sectores afectados, sino un acto de compromiso con el futuro del turismo y la aviación en el Perú.

Los gremios de aviación han solicitado postergar la inauguración del nuevo aeropuerto capitalino para el 30 de enero, plazo máximo establecido en el contrato, pero Canatur ha planteado que la fecha sea marzo de 2025. Si es por brindar un mejor servicio y seguridad a los pasajeros, resulta viable la postergación. Veremos qué sucede.

Saludos,

Juan Carlos Castro
Director de Turiweb
juancarlos@turiweb.pe


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