Seguridad, estrategia y oportunidad: tres retos que el sector turismo no logra superar [EDITORIAL]

A inicios de 2018 y desde otra tribuna, señalé en un artículo que el sector turismo tenía la necesidad de levantar cabeza si quería recuperarse de los efectos negativos que dejó el complicado 2017, golpeado por los desastres naturales, la inestabilidad política y los conflictos sociales. El objetivo: mejorar los índices de productividad anual e impulsar el crecimiento de cara al Bicentenario.

Aquel entonces planteé los tres principales retos que debía –y aún debe– superar el sector turismo, con el trabajo y compromiso de todos aquellos que estamos involucrados en esta actividad (gobierno central, gobiernos locales y regionales, empresariado y sociedad civil). Estos son:

1- Estabilidad y seguridad: Al ser el turismo una actividad sensible ante cualquier situación que denote inseguridad, el sector requiere del Estado en su conjunto la estabilidad política que permita reactivar la economía, la estabilidad jurídica que exigen los empresarios e inversionistas, la paz social y la seguridad que garanticen a los turistas un viaje sin contratiempos, sin accidentes y sin asaltos por territorio patrio.

2- Planificación estratégica multisectorial: El sector turístico peruano adolece de una planificación estratégica seria y confiable, que vaya más allá de las promesas políticas coyunturales, metas sobredimensionadas y proyecciones basadas en las cifras actuales de crecimiento (muchas veces discutidas). Por lo tanto, se requiere sincerar las estadísticas oficiales, para después diseñar planes concretos y realizables (a corto, mediano y largo plazo), priorizar proyectos de desarrollo, redefinir estrategias de promoción, optimizar los recursos, entre otras acciones. Todo ello debe partir de un trabajo multisectorial.

3- Aprovechar las oportunidades: El sector turismo necesita crecer a dos dígitos en los próximos años para lograr la meta del gobierno de recibir más de 5 millones de turistas extranjeros al 2021. Por ello es necesario aprovechar todas las oportunidades que resulten favorables para la imagen turística del país, como los diversos premios otorgados a nuestros atractivos y a la gastronomía peruana; y los eventos internacionales donde hemos sido sede (ejemplo, el Rally Dakar y los Panamericanos).

Finalmente, cerramos el 2018 con igual o peores resultados que un año atrás, pues no solo afrontamos sin éxito los mismos problemas de 2017, sino que se acentuó la desaceleración de la actividad turística, aunque las cifras oficiales nos digan lo contrario. Nuestra calificación: en materia de seguridad, jalados; en planificación multisectorial, pasamos con las justas; y en oportunidades, no más de 14.

Muchos empresarios del sector coinciden con nuestras conclusiones. Como ejemplo, citamos una frase extraída de la Memoria Anual 2018 de la cadena Hoteles Libertador: “A la luz de los resultados, y a pesar del ligero crecimiento, todo parece indicar que ni el gobierno ni la empresa privada han sabido responder a los dos primeros retos mencionados (en mi editorial). Poco se ha avanzado en planificación multisectorial, y los hechos de corrupción y la creciente ola de delincuencia en el país, han favorecido poco al desarrollo del turismo”.

En opinión de Juan Stoessel, gerente de la cadena Casa Andina, en turismo “aún estamos en pañales”. “Comparados con otros países, estamos bajos en número de turistas y tasa de crecimiento. En 2018 recibimos 4.4 millones de turistas. Chile tuvo 5.7 millones –y sin ofender a nuestros vecinos–, ellos tendrán lindos centros de esquí, pero nosotros tenemos Machu Picchu, Choquequirao, Nasca, Chan Chan, Kuélap, entre otras maravillas. Egipto recibió 11.3 millones y Francia 90 millones (¡20 veces más!)”. Es decir, potencial tenemos… y mucho.


¿QUÉ ESPERAR?

Pero lo más grave del tema es que este sinsabor se mantiene en lo que va del presente año y no vemos ánimo alguno por cambiar las cosas. Por un lado, tenemos al presidente Martín Vizcarra proyectando un crecimiento de 9% para el turismo receptivo este año y, por otro, al Mincetur con su lluvia de Pertures, que no explica cómo alcanzaremos esa meta de cortísimo plazo.

Si las propias cifras del Mincetur revelan que, entre enero y junio de 2019, la llegada de turistas internacionales creció apenas 1.9% con respecto a similar período de 2018, entonces preguntamos: ¿Será posible cerrar el año con 9%? ¿Los Panamericanos y la temporada alta serán suficientes para lograr la meta presidencial? ¿Qué resultados reales debemos esperar?

Ni qué decir de los gobiernos regionales y municipios, cuya indiferencia hacia el turismo se refleja en el escaso presupuesto que asignan al sector (menos del 1%). Estas entidades estatales aún no asumen el importante rol que les toca dentro del desarrollo de la actividad turística y su accionar se limita a satisfacer intereses que les generen réditos políticos inmediatos. Peor aún, con oficinas de turismo manejadas, en muchos casos, por funcionarios que conocen muy poco del sector. Así no se avanza y de nada sirven los Pertures.

Al final, los turistas son los más perjudicados, al igual que el empresariado que, con tanta incertidumbre social y económica, maneja con cautela sus inversiones. Las agencias de viajes y tour operadores ven amenazados sus negocios con cada paro, las líneas aéreas siguen a la espera de la ampliación del aeropuerto Jorge Chávez y los hoteles ruegan por la llegada de más visitantes ante el temor de una sobreoferta.

Se espera más de los gremios privados de turismo, cuyos esfuerzos están concentrados en sumar asociados para lograr mayor representatividad y así poder sobrevivir. Hoy estas agremiaciones prefieren evitar cualquier confrontación directa con el gobierno a fin de obtener medidas puntuales, tal como ha ocurrido con la Mesa Ejecutiva de Turismo. Esto es plausible, pero también queremos verlos exigiendo respuestas, cifras claras, mayor planificación, productividad y resultados cuantificables.

En conclusión, queda claro que es casi imposible llegar a la meta presidencial de 9% este año y que, en el mejor de los casos, apuntemos a conseguir un 4%. Por tanto, desde ahora, asumamos todos el compromiso que nos corresponde dentro de la industria, porque con proactividad podemos empujar el coche y lograr que el turismo sea realmente el motor de la economía nacional y aporte más del 4% al PBI.

Una vez más: hay mucho por hacer, manos a la obra.

Saludos.

Juan Carlos Castro
Director General
TURIWEB
juancarlos@turiweb.pe


PD: Aquí les dejo algunos cuadros que demuestran el potencial del sector turismo en Perú (Fuente: Observatorio Turístico del Perú – USMP).


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