Peruano trabaja en misión de la NASA que busca descifrar origen del sistema solar

De Caquetá a la NASA. Cuando José Carlos Aponte era niño y vivía en el distrito de San Martín de Porres nunca se imaginó que de adulto trabajaría para la NASA, y mucho menos que sería parte de una misión histórica: el OSIRIS_REx.

Esta nave espacial logró, el pasado lunes, entrar en contacto con el asteroide Bennu y pudo recolectar una muestra de su suelo, con el fin de analizarla y así descubrir los orígenes del sistema solar y la vida en nuestro planeta.

Desde el 2012, el astroquímico José Carlos Aponte, egresado de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, trabaja en el centro de vuelos espaciales Goddard de la NASA, en Maryland, Estados Unidos. Llegó allá, luego de haber postulado a más de 200 puestos de trabajo, de los cuales solo tres apostaron por su talento, uno de ellos fue la Agencia Espacial Estadounidense.

En diálogo con la agencia Andina, el científico peruano cuenta cómo llegó a la NASA y a formar parte de una misión histórica y tal vez la más importante de su carrera, el OSIRIS_REx.

“Mientras realizaba mi postdoctorado en la Universidad de Brown, en Rhode Island, realicé una propuesta de investigación la cual me permitió ser reclutado por NASA en el 2012. Les propuse empezar a estudiar compuestos en meteoritos que no han sido encontrados anteriormente, eso es algo novedoso y les llamó la atención”, señala Aponte, especialista en analizar muestras únicas y raras, gracias a sus conocimientos de Química y Geología.

Fueron esas cualidades profesionales –raras como él dice– las que le permitieron trabajar en el Laboratorio Analítico de Astrobiología del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.

Desde entonces se encarga de analizar la materia orgánica de los meteoritos. Por sus manos han pasado: las muestras que trajo la misión Apolo 11 de la Luna, meteoritos de Marte y esta vez analizará las muestras que logre recolectar la nave espacial OSIRIS_REx de la superficie del asteroide Bennu.

“Este es un día histórico (lunes 19 de octubre), que se ha planeado desde hace varios años. OSIRIS-REx despegó en el 2016, llegó al asteroide Bennu en el 2018 y ahora en el 2020 tomará una muestra de la superficie de Bennu. Esto nos permitirá saber los orígenes del sistema solar y la vida en nuestro planeta”, comentó.

Para lograrlo, el robot sopló nitrógeno, lo que hizo volar granos del suelo del asteroide que fueron recogidos por el brazo de OSIRIS-REx. El objetivo es tomar una muestra de al menos 60 gramos. Si todo sale según lo planificado, en marzo de 2021 la sonda OSIRIS-REx emprenderá su viaje de regreso a la Tierra y llegará en el 2023.

Precisamente será el 24 de setiembre de 2023, el día que empezará el trabajo “fuerte” del astroquímico peruano pues la muestra recolectada, de al menos 60 gramos, llegará a la Tierra y caerá exactamente en el desierto de Utah, en el suroeste de Estados Unidos.

“Es muy posible que yo también este allí porque debemos colectar la cápsula y las muestras del medio ambiente donde cayó para entender la potencial contaminación. Luego comenzará el análisis”, indica el investigador quien confía que la misión será todo un éxito, porque ha tenido años de planificación.

Si bien la sonda Osiris-Rex ya confirmó que había tomado las muestras y partió a una distancia segura del asteroide, todavía se tiene que esperar unos días para saber con exactitud si son de la calidad y cantidad deseada.



HALLAZGOS HISTÓRICOS

“Una de las principales preguntas que vamos a resolver al analizar la muestra de Bennu es entender la distribución molecular de aminoácidos y, más aún, entender si hay alguna correlación con los aminoácidos que producen vida y los que están presentes en un asteroide. Es algo que posiblemente reescriba los libros de historia y tenga un impacto en la humanidad”, refiere Aponte.

Precisamente, agrega el científico, los asteroides son testigos de la formación del sistema solar, están hechos de los mismos materiales que formaron los planetas. Por eso al analizar a Bennu podríamos aprender más sobre los orígenes de nuestro planeta, pero también a prepararnos para futuras misiones.

Si en caso se fallara debido a que es una operación bastante difícil porque la superficie de Bennu es muy rocosa, la NASA podría realizar un segundo intento en enero del 2021.

“La principal dificultad es que la superficie donde se aterrizó este llena de grandes rocas y no se pueda colectar una muestra de la calidad deseada para el análisis, es decir polvo o rocas pequeñas tipo granos de tierra”, indica el científico.

Al cierre de esta nota, agencias internacionales informaron que todavía había que esperar unos días (hasta el sábado) para saber el éxito de la operación.

(Fuente: Andina)


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