Percepción colectiva sobre contaminación ambiental amenaza la industria aérea

La noción de que viajar en avión ejerce una influencia negativa sobre el medio ambiente ha calado tanto que la llamada «vergüenza de volar” ya es percibida como una amenaza para el futuro de las aerolíneas, señala un informe publicado por Deutsche Welle.

Eso se debe a que, aunque una aeronave nunca había producido menos ruido y gases contaminantes que ahora, el número total de unidades en circulación ha ido en aumento. Y esa variable no es menos nociva por el hecho de que, hoy día, un pasajero sólo sea responsable por la mitad de los daños ambientales que causaba en 1990.

“Muchas personas tienen la impresión de que la aviación comercial es la más contaminante de las industrias y la más indiferente a las secuelas del cambio climático. En realidad, a ella sólo se le puede atribuir entre el dos y el tres por ciento del anhídrido carbónico generado por las actividades humanas”, asegura la agencia alemana de noticias.

Al respecto, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) tiene muy claro que, para la nueva generación de potenciales clientes de aerolíneas, volar tiene una connotación negativa. Y eso puede convertirse en un serio problema para la industria aeronáutica en el curso de una década.

Es por eso que varias compañías se han propuesto, entre 2020 y 2050, reducir sus niveles netos de emisión de dióxido de carbono a la mitad de los niveles que tenían en 2005, independientemente del crecimiento de sus flotas y clientes.

El jefe de la aerolínea alemana Lufthansa, Carsten Spohr, sostiene que el sector aeronáutico también debe comunicar más efectivamente las inversiones que ha hecho para volar más limpiamente y los logros obtenidos. La compañía se precia de haber reducido considerablemente el número de litros de queroseno necesarios para transportar a un pasajero a lo largo de cien kilómetros: de 5,2 litros en 1994 a 3,65 litros en 2018.

Pero, para la comisaria de Transporte de la Unión Europea, Violeta Bulc, ese récord está lejos de ser ideal. «Las emisiones de anhídrido carbónico se han duplicado desde la década de los noventa. Los boletos de avión son tan baratos que no cubren el costo generado por los vuelos en términos de daños ambientales. Esta situación no puede continuar”, señaló la funcionaria.

Por su parte, el secretario general de la IATA, Alexandre de Juniac, ha defendido a la industria aeronáutica, arguyendo que la «propaganda” contra los viajes en avión está basada en información falsa y que otros medios de transporte son más contaminantes.


*Lee el informe completo de Deutsche Welle en el siguiente link:

La industria aeronáutica teme por su futuro


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