Industria aérea golpeada por guerras comerciales y precios de combustible

Las compañías aéreas, reunidas el domingo y el lunes en Séul para celebrar su asamblea general anual, se enfrentan además a las consecuencias para su imagen de los accidentes de Ethiopian Airlines el 10 de marzo (157 muertos) y de Lion Air el 29 de octubre en Indonesia (189 muertos), que provocaron la prohibición provisional de vuelo de los Boeing 737 MAX.

“En 2018, hubo un accidente importante por cada 5,4 millones de vuelos”, declaró el director general de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), Alexandre de Juniac, que pidió a constructores y autoridades de regulación de la aviación civil “restaurar la confianza en la certificación de aviones”.

“Es necesario un proceso que sea extremadamente seguro y que se apoye en una autoridad de certificación líder, reconocida unánimemente y sin reservas por las demás autoridades, para evitar la multiplicación de autoridades de certificación, lo que complicaría de manera considerable e inútil el sistema”, dijo De Juniac, citado por la agencia AFP.

Un fallo en el sistema de estabilización MCAS del Boeing 737 MAX, último producto del constructor estadounidense, está considerado causante de los dos accidentes. Ha habido además críticas a los procedimientos de certificación de la agencia federal estadounidense de aviación (FAA).

MENOS BENEFICIOS

En el plano financiero, el sector debe generar en 2019 unos 28.000 millones de dólares de beneficios, según la IATA, que revisó sus previsiones a la baja del 21%.

Pero pese a un contexto menos favorable, el sector registra beneficios por décimo año consecutivo

La demanda del sector pasajeros se mantiene «”ólida”, pero el sector de flete padece la guerra comercial entre China y Estados Unidos y el elevado precio del combustible. El precio del barril ha aumentado 27,5% respecto a 2017, según la IATA. “El sector de carga es la primera actividad afectada» por la guerra comercial entre los dos gigantes económicos”, indicó.

La región Asia-Pacífico, que representa en torno al 40% del transporte de flete aéreo en el mundo, se ha visto afectada por las tensiones comerciales, además de por el precio del combustible, lo que redujo las previsiones de beneficio neto del sector de 7.600 millones a 6.000 millones de dólares.

El medio ambiente es otro gran desafío para la industria del transporte aéreo, en un contexto de emergencia de un movimiento en Suecia, el «flight shaming» (la vergüenza de viajar en avión) que incita a los viajeros a usar otro medio de transporte diferente del avión, acusado de ser uno de los principales responsables del calentamiento climático.

“Si no se aporta una respuesta, este sentimiento” de inquietud por las emisiones de los aviones “va a crecer y extenderse”, admite De Juniac, tras haber enumerado las medidas tomadas desde 2009 por la aviación para reducir esas emisiones.

El sector representa en torno al 2% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2) según la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).

Dejar de tomar el avión o reducir los desplazamientos «tendría graves consecuencias para el empleo y la economía en todo el mundo, sería un retroceso hacia una sociedad aislada que se vería disminuida, más pobre y con más limitaciones» teme el director general de la IATA.


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