El Gobierno asestó un nuevo golpe mortal al sector turismo con la nueva cuarentena obligatoria dispuesta para Semana Santa, con el argumento de frenar los contagios por Covid-19. Esta medida afectará directamente a las empresas turísticas de todos los tamaños –que esperaban con ansias la próxima temporada alta de viajes– y también a la economía nacional, pues se estiman pérdidas por más de US$ 200 millones en transacciones comerciales generadas por el turismo interno.
La decisión de suspender los vuelos nacionales y el transporte interprovincial terrestre ha generado malestar en diversas regiones del país, principalmente en los destinos nacionales más concurridos en Semana Santa como Ayacucho, Paracas, Cusco, Arequipa y las playas del norte del país que se preparaban para reabrir sus puertas. El sector empresarial espera que se adopten algunas excepciones para casos de viajeros con reservas compradas.
Como se sabe, el Gobierno anunció que para evitar un potencial incremento de contagios de Covid-19, ha dispuesto que desde el jueves 1 hasta el sábado 3 de abril se suspenda el transporte nacional interprovincial por vía aérea y terrestre.
El Poder Ejecutivo informó que los medios de transporte aéreos y terrestres funcionarán nuevamente a partir del domingo 4 de abril, medida que permitirá, además, el regreso seguro de aquellas personas que hayan viajado antes del mencionado fin de semana largo y de los plazos de inamovilidad señalados para Semana Santa.
Durante estas fechas, con relación a la movilización de personas, solo se permitirán salidas peatonales o usando bicicletas para realizar compras de alimentos o productos farmacéuticos. La medida permite hacer uso del transporte público y de taxis autorizados para los fines establecidos.
La norma será aplicada a nivel nacional, considerando todos los niveles sanitarios establecidos en provincias y regiones.