Por: Juan Carlos Castro.
Con sorpresa e indignación vemos en los noticieros el destape de la presunta extorsión cometida por los abogados y dirigentes de la comunidad de Fuerabamba (Apurímac), quienes habrían exigido a la empresa minera MMG Las Bambas el pago de US$ 500 millones a cambio de levantar el bloqueo de la vía de ingreso a la mina de cobre.
Resulta que los responsables de velar por los derechos de la población aparentemente estaban negociando por lo bajo el fin de la protesta, con una millonaria suma de por medio, traicionando así la confianza de quienes reclaman desde hace más de 50 días la posesión de un tramo del corredor Apurímac-Cusco.
Pero, la verdad, este repudiable escándalo no debería sorprendernos, pues se sabe que las protestas en contra de los megaproyectos son motivadas –generalmente– por oscuros personajes que persiguen sus propios intereses, lucrando con las necesidades, demandas y esperanzas del pueblo. Lo curioso aquí es la difusión en la prensa de los audios que probarían dicho delito.
El sector turismo no es ajeno a estos hechos y, como tal, debemos reflexionar sobre lo que está en juego. A nivel nacional, existen proyectos que están paralizados por el temor a las amenazas de paros y huelgas de quienes se oponen a estos desarrollos, a veces con justa razón y otras con inaceptables argumentos.
El problema es que, en muchos casos, los promotores de conflictos sociales son líderes sindicales, organizaciones políticas y sectores empresariales que ven afectados sus intereses. Con un discurso cautivador para las masas, se valen de la necesidad del pueblo para llevar agua a su molino. Todos sabemos eso, pero nadie hace nada.
Un ejemplo cercano es el Teleférico de Machu Picchu, que ha generado polémica y diversas opiniones a favor y en contra. Gran parte del sector turismo ve con buenos ojos este proyecto, ya que solucionaría el colapso del transporte terrestre en bus hacia la ciudadela inca. Coincido con ello, pero con la salvedad de que se licite públicamente la concesión y no se le otorgue directamente al monopólico consorcio Consettur.
No cabe duda de que Machu Picchu necesita un medio de transporte alternativo y lo más práctico es un teleférico o funicular. Su construcción debe ser transparente y cumplir con todos los estándares medioambientales, también debe contar con el visto bueno de la Unesco (que no ha tachado definitivamente el proyecto). Además, su implementación no tiene por qué atentar contra el entorno del santuario, siempre que se desarrolle correctamente y siguiendo el ejemplo del Teleférico de Kuélap.
Sin embargo, hay una férrea oposición al teleférico tanto desde el gobierno central como de gremios empresariales cusqueños, lo cual traba su puesta en marcha. Tal parece que el proyecto quedará en stand by por un buen tiempo, pese a que en Machu Picchu Pueblo sí apoyan la iniciativa. ¿Quién tiene la razón y qué intereses hay detrás del rechazo a esta obra? Habrá que investigar.
Otro proyecto demorado es el Aeropuerto Internacional de Chinchero, cuyas obras deben iniciar este año para estar listo en 2021. Los cuestionamientos de algunos sectores, la falta de diálogo y entendimiento, el desinterés de varios gobiernos y una frustrada concesión, postergaron durante décadas esta megaobra anhelada por el Cusco. Uno más: el ingreso del segundo concesionario de buses en la vía a Machu Picchu, que no se pudo concretar por las protestas convocadas por Consettur.
En conclusión, el conflicto en Las Bambas es una bomba de tiempo que ha puesto en vilo al Estado. Nos preguntamos: ¿Cómo evitar que una situación similar se replique en el sector turismo? ¿Es posible conjugar el desarrollo de infraestructura pública y las demandas sociales? ¿Qué debe primar: el bien común o el particular? ¿Se puede alcanzar un punto medio que beneficie a las partes?
Yo creo que todo es posible, con voluntad. ¿Y tú qué opinas? Puedes dejar tus comentarios en el post de esta nota en nuestra página de Facebook, en Twitter, Linkedin o enviándome un mensaje al correo: juancarlos@turiweb.pe
Saludos,
Juan Carlos Castro
Director General
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