La Contraloría General de la República (CGR) informó al Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) que ha identificado tres situaciones adversas en la ejecución del proyecto del Aeropuerto Internacional de Chinchero en Cusco (AICC), que podrían generar impactos negativos en el patrimonio y medio ambiente, así como sobrecostos y retrasos en las obras.
A través del informe de orientación de oficio 302-2020, enviado al MTC el lunes último, la Contraloría concluyó que esas situaciones “afectan o podrían afectar la continuidad del proceso, el resultado o el logro de los objetivos del proyecto AICC”. Esto, tras haber analizado 32 documentos del futuro terminal aéreo.
El primer aspecto identificado en el AICC es la insuficiencia de estudios arqueológicos para su construcción. Según la CGR, la ejecución de obras –con base en el proyecto de evaluación arqueológica (PEA), el plan de monitoreo arqueológico (PMA) y la evaluación de impacto patrimonial (EIP)– no garantiza “con apropiados niveles de confianza, la presencia o ausencia de evidencias arqueológicas por debajo de la superficie actual del proyecto”.
El PEA de Chinchero fue aprobado por el Ministerio de Cultura (Mincul) en 2012. Sin embargo, en setiembre pasado, la viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales recomendó al viceministro de Transportes del MTC que se efectuara una nueva evaluación, ya que la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco había advertido que el PEA inicial sería “insuficiente” para determinar la potencialidad arqueológica en la zona de obras.
La comunicación entre ambos ministerios se dio en el contexto en el que la Unesco había pedido al Estado Peruano un EIP, en el que se debía medir el impacto del AICC sobre los sitios listados como Patrimonio Mundial: Machu Picchu, el Qhapaq Ñan y la ciudad de Cusco.
En comunicación con el diario El Comercio, el Ministerio de Cultura dijo que a la fecha “viene coordinando con el MTC la elaboración de un PEA complementario, intervención arqueológica que permitiría determinar la existencia o no de vestigios arqueológicos para una evaluación integral del terreno donde se desarrollará el proyecto del AICC, a fin de salvaguardar el patrimonio cultural”.
El segundo aspecto identificado es la deficiencia de estudios que sustenten los instrumentos de gestión ambiental, lo que derivaría en impactos negativos al medio ambiente durante la ejecución y operación del AICC.
La contraloría advirtió una “falta de actualización de la línea base y deficiencias en el estudio de impacto ambiental detallado (EIA-d) del proyecto”. Ante ello, la agencia surcoreana a cargo de la asistencia técnica (PMO, por sus siglas en inglés) en Chinchero concluyó que se requerían estudios complementarios de los riesgos ambientales.
Como tercera situación adversa están las deficiencias en la revisión del estudio definitivo de ingeniería (EDI) para la siguiente etapa de obras, que consiste en el movimiento de tierras en toda el área del proyecto (desde junio de este año).
A partir de solicitudes de información al MTC (varias de las cuales resultaron infructuosas), la contraloría estableció que aún no se cuenta con el expediente técnico para estos trabajos, como resultado de la revisión encargada a la PMO.
El sector Transportes tiene, desde un día después de haber recibido el informe de orientación, un plazo de diez días hábiles para presentar a la CGR un plan de acción con las medidas que subsanen las situaciones adversas detectadas. Al respecto, el MTC dijo que responderá a la Contraloría “dentro de los plazos correspondientes”.
SITUACIONES ADVERSAS
Las situaciones adversas del AICC, identificadas por la Contraloría, son las siguientes:
1- Insuficiencia de estudios arqueológicos (con base en un informe de la DDC de Cusco del 2019):
El PEA del 2012 “no permite corroborar en su real extensión las evidencias arqueológicas o su descarte a nivel de subsuelo”.
Se instalaron 80 pozos para la evaluación arqueológica en un área de 85 m2, cuando la extensión requerida era de 329 hectáreas. Los pozos “no tuvieron un orden aleatorio y metodológico” para definir el potencial arqueológico con mayor rigurosidad.
El PEA y el PMA tienen “resultados diferentes” sobre la filiación cronológica de los caminos, aunque el PMA descarta su condición prehispánica y colonial.
2- Deficiencia de estudios para la gestión ambiental (algunas observaciones de la PMO surcoreana sobre el EIA):
En los muestreos de línea de base de calidad de agua, se identificaron valores de coliformes fecales que superan el estándar. Esta data debe ser socializada.
El modelo hidrogeológico presentado en el EIA “es conceptual”, por lo que se requiere ampliar este estudio. El estudio de impacto acústico “no considera a todas las poblaciones y terrenos circundantes” al área de construcción. Tampoco hay un estudio de vibraciones.
Existe “potencial contaminación del aire” debido a las actividades de construcción del terminal. Se requiere implementar un modelamiento de calidad del aire. No se han identificado las características del material excedente producto de las excavaciones en etapa de obras.
3- Deficiencias en revisión de estudio de ingeniería (sobre el EDI revisado por la PMO para movimiento de tierras):
Se evidencian observaciones “en el sistema de drenaje” y “en las condiciones de la capacidad portante” (del terreno). También se observó el “método de precarga para minimizar el asentamiento residual” y la “investigación suplementaria de perforación de los suelos”.
La contraloría concluyó que esas situaciones “afectan o podrían afectar la continuidad del proceso, el resultado o el logro de los objetivos del proyecto AICC”
(Fuente: El Comercio)